Dando una vuelta por el paseo marítimo de Sitges nos encontramos a un pibón descomunal. Una vez intimado con ella y viendo que hacía mucho viento nos resguardamos en nuestra casa donde dimos rienda suelta a nuestras fantasías más húmedas. Como le gustaba a ella que le diera unos cuantos azotes, eso si, ella los devolvía.
Yoha Gálvez en Cambio de lubricante
No me extraña que ante semejante aparición la gente se salga de la carretera.
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